La sangre está constituida por un líquido denominado plasma y
tres clases de células, cada una de las cuales desempeña una función específica.
Los glóbulos rojos son discos
bicóncavos (como una esfera hueca) compuestos de hemoglobina, una sustancia
rica en hierro. Su función es transportar el oxígeno, al unirse a la
hemoglobina, desde los pulmones a todas partes del cuerpo, ya que por su
tamaño, forma y flexibilidad se pueden introducir entre pequeños espacios.
Derivan de la célula madre de la
médula ósea y son, en origen, células con núcleo cuya maduración en la médula
se lleva a cabo con la síntesis de la hemoglobina y la pérdida de función del
núcleo, que finalmente es expulsado. En este momento, esa célula nueva se llama
reticulocito, que se transforma en glóbulo rojo o hematíe cuando pierde
material y se hace más pequeño. El eritrocito ya maduro pasa al torrente
sanguíneo.
La hormona que regula la formación
de glóbulos rojos se llama eritropoyetina y se produce en unas células de los
riñones. La función de la eritropoyetina es estimular a la médula para que
forme más glóbulos rojos y que no falten en los momentos críticos, por ejemplo,
en una hemorragia. Se puede administrar una hormona sintética de eritropoyetina
en una inyección cuando la producción de los glóbulos rojos ha disminuido como
consecuencia, por ejemplo, de la insuficiencia renal o la quimioterapia.
Los glóbulos rojos o hematíes
tienen una vida media de unos 120 días y una vez llegados a su fin se eliminan
por el hígado y el bazo. Para que se formen, la médula ósea necesita hierro,
vitamina B-12, ácido fólico, vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy
importante incluir en la dieta alimentos que nos aporten estos nutrientes.
Los glóbulos blancos son los
encargados de defender al organismo de las infecciones. Se producen a partir de
la célula madre en la médula ósea, donde se almacenan, y se liberan al torrente
sanguíneo cuando el organismo los necesita. Los glóbulos blancos viven en la
sangre unas doce horas. Se diferencian de los glóbulos rojos porque poseen
núcleo y son más grandes. El recuento total de glóbulos blancos es de 5.000 a
10.000/mm3 y hay cinco tipos distintos: los neutrófilos, eosinófilos y
basófilos, que forman el grupo llamado granulocitos, los linfocitos y los
monocitos.
Granulocitos.- se llaman así porque poseen gránulos en su
citoplasma. Constituyen aproximadamente el 60% del total de glóbulos blancos.
Hay tres tipos:
- Los neutrófilos son los glóbulos blancos más numerosos y son los primeros en acudir a una infección. Su función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias, de tal forma que cuando las encuentran en un tejido se rompen y liberan sustancias que hacen que aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más neutrófilos, lo que provoca que la zona esté enrojecida y caliente.
- Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación.
- Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y, además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada. También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos.
Linfocitos y Monocitos.- estos tipos de glóbulos blancos no poseen gránulos en su citoplasma y
constituyen aproximadamente el 40% del total de los glóbulos blancos.
Los linfocitos,
constituyen un 30% del total de glóbulos. Se forman en la médula ósea, pero
luego emigran a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en realidad a
cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho
tiempo y maduran y se multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan
contra las infecciones. Por ejemplo, los linfocitos T matan a las células
extrañas o infectadas, bien directamente o liberando linfocinas. Los linfocitos
B producen anticuerpos, que nos dan inmunidad frente a varias enfermedades. Los
anticuerpos son proteínas fabricadas para unirse y matar a un antígeno
específico. Por ejemplo, el virus del sarampión. Los antígenos son sustancias
que el organismo reconoce como extrañas y forma anticuerpos para matarla y
conserva linfocitos con memoria para recordarla, así cuando vuelva a atacar el
virus el cuerpo le reconocerá y le atacará más rápida y eficazmente.
Los plasmocitos son
glóbulos blancos encargados de la producción de anticuerpos. Un plasmocito es
un linfocito B que ha sido activado por un linfocito T colaborador ante la
presencia de un antígeno (virus, bacteria, etc.). Una vez activados, los
linfocitos B se transforman en plasmocitos por un lado, y linfocito B de
memoria por el otro.
Este último memoriza la estructura
del microorganismo invasor para que en caso de reaparecer inmediatamente se
active un clon de plasmocitos que comiencen a fabricar en gran escala los
anticuerpos con los que señalizar los microorganismos patógenos para que otros
glóbulos blancos puedan destruirlo.
Los monocitos,
constituyen un 5% del total de glóbulos blancos. Su función consiste en acudir
a la zona de infección para eliminar las células muertas y los desechos.
Contienen enzimas (un tipo de proteínas) especiales con las que también matan
bacterias. Se forman en la médula ósea y tras pasar por la sangre vigilan y
cumplen sus funciones en los diferentes tejidos como la piel, los pulmones, el
hígado o el bazo.
Las plaquetas ó trombocitos son
las células que previenen la hemorragia con la formación de coágulos. Se
producen en la médula ósea a partir de una célula llamada megacariocito que
proviene de la célula madre. Las cifras normales de plaquetas en sangre son de
150.000 a 450.000/mm3 en sangre. La trombopoyetina es una hormona que estimula
a la médula para la formación de plaquetas.
Las plaquetas se acumulan en las
heridas, provocando una contracción del vaso sanguíneo y, tras una serie de
reacciones químicas y junto con los factores de coagulación que intervienen, se
unen entre sí y forman un coágulo de fibrina que detiene definitivamente la
hemorragia. Las plaquetas viven unos diez días en la sangre.
https://www.fcarreras.org/es/que-son-las-celulas-sanguineas_1592
http://www.aeal.es/sindromes-mielodisplasicos-espana/2-tipos-de-celulas-sanguineas-que-se-generan-en-la-medula-osea/
https://culturacientifica.com/2017/12/05/sistemas-circulatorios-celulas-sanguineas/
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